miércoles, 7 de marzo de 2012

La falacia de la ciencia que vence a la sequía

Las semillas para la “sequía” (HAHB4)

Enviado por la Dra. Graciela Gómez para www.elclorindense.com.ar www.diarioclorinda.com www.lavozdeclorinda.com

Redacción: Dr. Andrés Carrasco



Dr. Andrés Carrasco - Lab. Molecular de Embriología - Escuela de Medicina UBA

En su discurso la presidenta, por lo menos, ocultó datos acerca del gene de la "sequía" (HAHB4). Este gene un factor de transcripción que sostiene la activación del acido jasmonico asociado a diversos metabolismos al estrés abiótico (agua y sales) y biótico (otros organismos) fue aislado del girasol hace 10 años por la Dra. Raquel Chan en la UNL observando que las plantas experimentales transgénicas (Arabidopsis thaliana) resistían mejor a la falta de agua y el incremento de la concentración salina de cloruro de sodio publicado en el 2002. Fue en el 2004, no ahora, que fue patentado por la UNL, Bioceres (Grobocopatel) y el CONICET. Versiones preocupantes señalan que esa patente genero un conflicto en la propiedad de la patente que nunca vio a luz pública pero que si obligo al CONICET durante el periodo del anterior presidente el Dr. Charreau a revisar y rediscutir las presentaciones de las patentes.



En el 2008 descubrieron que la sobre-expresión de esta proteína reguladora tambien "ahuyentaba" a insectos, hecho que motivo alguna publicacion sobre el posible impacto en el uso de insecticidas. La aparición de un socio yanqui, Arcadia, junto a Bioceres (ambos tienen la explotación por 20 años) para desarrollar semillas hace presumir que las mismas no están listas para ser plantadas mas bien hay que desarrollarlas y probarlas a campo probablemente con colaboración extranjera. O sea que aunque como “se hizo sin Monsanto”, estamos de pie y listos para competir con la empresa en el mercado global de semillas. El sueño de Argentina Potencia esta cada vez mas cerca. Como el del tren bala.

Pero en la actualidad y sin semillas probadas en campo y su real perfomance respecto de humedad, salinidad, plagas existentes, los cálculos de regalías de 75 millones de dólares para el CONICET y el incremento de renta agraria de 10.000 millones de dólares, publicados en los medios cercanos al gobierno, parecen por lo menos temerarios a juzgar por los datos y antecedentes disponibles.

Mas bien parece una de medida armada para un anuncio político generado en la frustrante gestión mercantilista del ministro del área. Información que la presidenta pudo y debió haber confirmado en el desarrollo histórico de un proceso de 10 años de investigación científica.

Esto sin considerar que ya existen numerosas variedades naturales de semillas de maíz y trigo adaptadas a distintas condiciones de campo que fueron desarrolladas durante cientos de años en procesos de adaptación en los lugares naturales por combinación de germoplasma. Y que una vez desarrolladas estaban listas para ser usadas con seguridad.

No es cierto “que se hayan ahorrado miles de años de evolución”. Eso es desconocer la evolución e identificar un procedimiento experimental traumático como la transgénesis, con proceso de adaptación gradual, donde el proceso mismo integra el medio ambiente al comportamiento de los cambios del genoma. En fin, relatos que se construyen sobre la lógica de la ciencia que buscan legitimar las nuevas e inseguras tecnologías.

Si estas reflexiones son ciertas, flaco favor se le hace a la ciencia, aunque sea insoportablemente reduccionista y positivista, para su percepción social.

Ya no se trata de identificar verdad con utilidad sino deformar la realidad de acuerdo a la conveniencia y oportunidad dentro de un relato falaz e inconsistente. Este es un ejemplo claro de cómo se manipula el sentido del conocimiento científico al servicio del mercado y los agronegocios.

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